martes, 26 de junio de 2018


No hay duda que la incineración tiene una merecida mala fama, ya que hasta en sus inicios y por largo tiempo se realizaba sin control ninguno, provocando problemas diversos (de vecindad –olores, impacto visual de chimeneas y humo-, y de salud pública –emisiones de dioxinas-). Sin embargo, debe decirse que la situación, en muchos lugares, ha cambiado significativamente y que la incineración, bien controlada (y sin perjuicio del consumo más responsable, la minimización en origen, etc.) puede ser una buena manera de valorizar los residuos que no paramos de generar.
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Con la celebración del Día se insta a las autoridades sanitarias a vigilar el cumplimiento del convenio en el que se estipula la minimización de la descarga de doce de las sustancias más tóxicas, entre ellas las dioxinas y los furanos que provocan malformaciones genéticas, problemas reproductivos, daños al sistema inmunológico y cáncer.
Como dato es de saberse que se estima que la incineración de residuos es responsable del 69 por ciento de las emisiones mundiales de dioxinas y demás contaminantes.
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El Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes en Ginebra, del que la Argentina es signataria, identifica a todos los incineradores de desechos, incluidos los hornos cementeros, “combustible alternativo”, entre las principales fuentes de dioxinas al ambiente y recomienda el empleo de tecnologías alternativas para evitar la emisión de estos tóxicos.
Este Convenio, obliga a los gobiernos a la eliminación de 12 de las sustancias tóxicas más persistentes del planeta.
La Coalición Ciudadana Anti-Incineración es miembro de GAIA, Alianza Global contra la Incineración, que agrupa a cientos de organizaciones de todo el mundo que luchan contra la tecnología de incineración. Este tratado ha sido ratificado por 11 países y tiene por objeto la eliminación de sustancias tóxicas que incluyen los PCBs, dioxinas, furanos, y pesticidas como hexaclorobenceno, mirex, toxafeno, DDT, heptacloro, clordano, aldrin, eldrin y dieldrin.
En esta fecha, grupos ambientalistas y de ciudadanos de todo el mundo realizan demostraciones y protestas contra la incineración de residuos reclamando a los gobiernos que detengan esta tecnología contaminante.y adopten soluciones reales a la crisis de los residuos.
En esta fecha, grupos ambientalistas y de ciudadanos de todo el mundo realizan demostraciones y protestas contra la incineración de residuos reclamando a los gobiernos que detengan esta tecnología contaminante.
El Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes en Ginebra, del que la Argentina es signataria, identifica a todos los incineradores de desechos, incluidos los hornos cementeros, entre las principales fuentes de dioxinas al ambiente y recomienda el empleo de tecnologías alternativas para evitar la emisión de estos tóxicos.
Según el Programa de las Naciones Unidas para el medio Ambiente (PNUMA), los incineradores son responsables del 69% de las emisiones mundiales de dioxinas. Las emisiones de la incineración y las cenizas tóxicas que producen, han sido vinculadas con la contaminación del ambiente, de los alimentos y de la leche materna en todo el mundo.

Las dioxinas son sustancias sumamente tóxicas que se acumulan en las grasas y pueden provocar malformaciones congénitas, problemas reproductivos, daños al sistema inmunológico y cáncer.

Más de 200 ONGs de 62 países realizarán acciones reclamando a los gobiernos que prohíban esta tecnología contaminante, que afecta la salud, calidad de vida y medio ambiente de la población. Según el Convenio de Estocolmo firmado por nuestro país en 2001, incineradores y crematorios son fuente de emisión de Dioxinas, Furanos y metales pesados al ambiente. Su objetivo es la eliminación de la emisión de estas sustancias.